El diodo emisor de luz (LED) está transformando la forma en que iluminamos nuestras ciudades y pueblos, ofreciendo una oportunidad única de mejorar radicalmente la forma en que aprovechamos la energía y nuestros espacios al aire libre durante la noche. Con esta oportunidad, surge la obligación de gestionar estos cambios de forma responsable y sustentable.

¿Qué son los LEDs?

Los LEDs usan tecnología de estado sólido para convertir la electricidad en luz. En pocas palabras, los LED son lámparas muy pequeñas que caben en un circuito electrónico. A diferencia de las bombillas incandescentes tradicionales, no tienen un filamento que se queme, y tampoco se calientan demasiado. Inicialmente, los LEDs solo emitían luz roja, amarilla o verde, pero ahora los LED blancos están ampliamente disponibles. Los primeros LEDs también consumían demasiada energía y emitían poca luz, pero debido a los rápidos avances tecnológicos, la eficiencia de la tecnología LED y la producción de luz se han venido duplicando aproximadamente cada tres años. Debido a su calidad mejorada y a la caída de los precios, los LEDs ahora están reemplazando los tipos de lámparas convencionales de descarga de alta intensidad (HID) para iluminación exterior en comunidades de todo el mundo.

¿Cuáles son sus ventajas?

La eficiencia energética mejorada de los LEDs significa que, junto con el diseño moderno de las luminarias, estas luces permiten una iluminación reducida sin comprometer la seguridad. Los LEDs ayudan a reducir las emisiones de carbono al reducir la demanda de electricidad, que aún se genera en gran medida mediante la quema de combustibles fósiles en centrales termoeléctricas. Otro beneficio de la tecnología LED es un mejor control sobre el contenido de color de la luz.

En relación con otras lámparas para exteriores, además, los LED son extremadamente duraderos. Cuando están encendidos, los LED se iluminan instantáneamente al máximo, a diferencia de las lámparas HID que tienen un retraso de tiempo significativo hasta que comienzan a emitir luz. Los LEDs también tienen umbrales mínimos de electricidad muy bajos para producir luz, lo que significa que pueden atenuarse a niveles de iluminación mucho más bajos cuando se necesita menos luz, permitiendo más ahorro de energía.

El rápido avance de la tecnología LED no tiene precedentes en la industria de la iluminación, lo que ha provocado que muchas ciudades reevalúen las especificaciones de las luminarias utilizadas para iluminar calles y áreas públicas. Las primeras generaciones de LEDs tenían comúnmente una temperatura de color de 5000K o más, que en ese momento era el límite superior de esa tecnología para proveer productos que seguían siendo económicamente viables y eficientes desde el punto de vista energético.

La amenaza de la luz azul

Uno de los defectos principales de los LEDs blancos de primera generación era la excesiva cantidad de luz azul que emitían, lo que provocó quejas generalizadas: eran demasiado “fríos”, deslumbrantes, y creaban un ambiente incómodo. Sin embargo, en ese momento los LEDs de 5000K o más eran la única tecnología que podía proporcionar la luminosidad adecuada con un nivel aceptable de eficiencia energética.

En los últimos años, varios estudios médicos han concluido que “los patrones de alumbrado público con LEDs blanco pueden aumentar el riesgo de enfermedades crónicas en las poblaciones de las ciudades en las que se han instalado”, recomendando “minimizar y controlar el alumbrado ambiental rico en luz azul, utilizando la emisión más baja posible de ese tipo de luz” a fin de reducir los posibles efectos negativos en la salud humana¹.

Sin embargo, las preocupaciones sobre la luz azul van mucho más allá de nuestra salud. La iluminación exterior con un fuerte contenido azul empeora la contaminación lumínica, ya que por su mayor dispersión ésta tiene un alcance geográfico significativamente mayor que la iluminación de colores más cálidos. Ciertos estudios indican que las luminarias exteriores adaptadas para funcionar con lámparas LED de 4000K podrían resultar en un aumento de 2,5 veces la contaminación lumínica actual².

Por último, en entornos naturales, se ha demostrado que la luz azul durante la noche afecta negativamente el comportamiento y la reproducción de gran parte de la fauna. Esto resulta particularmente cierto en áreas suburbanas, que a menudo son escalas para las especies migratorias.

Un futuro prometedor

En solo unos pocos años, la industria ha mejorado drásticamente la eficiencia de los LEDs. Actualmente, otro beneficio de la tecnología LED es que se tiene mejor control sobre el contenido de color de la luz emitida. Esto ha marcado la aparición de una nueva generación de luminarias con una temperatura de color de 3000K o menos. Se trata de LEDs de colores más cálidos, que emiten mucha menos luz azul. Este tipo de LED es económico y energéticamente eficiente, más seguro, mejor para la salud humana y la conservación de la vida silvestre, y contribuye mucho menos a la creciente contaminación lumínica.

En la actualidad, los LEDs de 3000K son la opción estándar para iluminación exterior y están siendo utilizados por cientos de municipalidades, dando servicio a millones de consumidores en todo el mundo. En la Fundación Cielo Sustentable consideramos que en la medida que la tecnología LED continúe avanzando, es sólo cuestión de tiempo que una temperatura de color de 2700K o menos se convierta en la nueva norma.

¿Cómo puedo ayudar?

Hay muchas lámparas LED disponibles en el mercado de la iluminación de exteriores, y su disponibilidad aumentará en el futuro. Estas recomendaciones de la Fundación Cielo Sustentable serán útiles a la hora de elegir luminarias que resulten eficientes desde el punto de vista energético y de costos, garantizando la seguridad urbana, protegiendo la salud humana y la vida silvestre, y promoviendo nuestro objetivo de preservar la oscuridad del cielo nocturno al mitigar el avance de la contaminación lumínica.

  • Elija siempre luminarias apantalladas, que no emitan luz hacia arriba.
  • Use LEDs con temperatura de color “blanco cálido” (3000K o inferior) para minimizar la emisión de luz azul.
  • Instale controles adaptativos como atenuadores, temporizadores y sensores fotosensibles o de movimiento.
  • Considere atenuar o apagar luces en áreas que no se utilicen durante las horas de la noche.
  • Evite la tentación de iluminar un área en exceso aprovechando la mayor eficiencia luminosa de los LEDs.
  • Ilumine solamente el espacio exacto en la medida requerida por sus necesidades particulares.
Referencias

1 Louis J. Kraus, Human and Environmental Effects of Light Emitting Diode (LED) Community Lighting. CSAPH Report 2-A-16, American Medical Association, 2016.
2 Fabio Falchi et al., The New World Atlas of Artificial Night Sky Brightness. Science Advances Vol. 2, Nro. 6. DOI: 10.1126/sciadv.1600377.